Una historia de creatividad y resiliencia

Para Ramón Alberto Ortegano, su negocio de pasteles originales y con historia, llamado  Amaretto´s, situado en la ciudad de  Lima, es su gran pasión. Aunque a este creativo profesor universitario no le  fue fácil dejar a su familia a su  país de origen, empezar de cero en otro país, sopesando todas las situaciones, bien valía  la pena, y como él mismo lo confirma: “la nueva tierra lo recibió con los brazos abiertos. 

los dos años de su llegada, aun dedicándole  muchas horas de trabajo a su emprendimiento, inesperadamente la situación de su negocio cambió A la  falta de capital por abandono de sus socios, lo que hizo que su empresa quedara sólo con  un activo de escasos  20$   se sumó el  confinamiento obligatorio por  Covid19 y la vuelta a fuertes sentimientos de  nostalgia su país se sumó. Sin embargo,  Ramón no se permitió apagar su sueño, e hizo de la dificultad una oportunidad para aumentar su  fortaleza, y decidió en dar al encierro obligado un nuevo sentido: estudió para introducir en sus creaciones pasteleras el elemento al que hasta ahora no le había dado ninguna importancia, las decoraciones innovadoras que despertaran emociones en los clientes.  

 

Descubrió que el confinamiento era el momento ideal para   dedicarse al cien por ciento de descubrir decoraciones innovadoras que pudieran  agregar valor con  creatividad ingenio. Así nació  Amaretto´s Tradición, la una nueva línea de pasteles personalizados. Lo cierto es que no  tardó mucho en tener una nutrida cartera de clientes, lo cual le permitió participar del proyecto de OIM  destinado a obtener  un capital semilla junto con la excelente capacitación que  necesitaba para su  emprendimiento. Y su sueño se hizo poco a poco realidad, el negocio comenzó a expandirse más y más.  

Aunque otro de los grandes aportes de OIM fue el programa de mentorías, que personalmente no sabía de qué se trataba pero  es indudable que llegó justo en un momento de bajón emocional,  con  esa sensación de querer abandonarlo todo, aunque había tantas  cosas negativas en el ambiente, así que me dije ¿qué pierdo con hacerlas? Fue entonces cuando  Nora, nuestra mentora, con una  energía y profesionalidad vibrante, logró que me involucrara en ese programa sin que existiera excusa posible para salirme de allí. Recuerdo perfectamente la primera sesión: estaba decorando un pastel (con lo importante que era en esos momentos para mi la decoración) y entonces  me dijo: “no dejes de  hacer lo que estás haciendo, verás que igualmente  podrás  compartir tus pensamientos con nosotros

Desde  ese momento, con cada ejercicio de autoreflexión, con cada estrategia de fortalecimiento interior, fui  reencontrarme conmigo mismoy puede explorar mis nuevas habilidadesLas mentorías me han  permitido escudriñar muy muy dentro quien soy y como ocurre con los computadores, poner mi mente en “versión original”, valorando las capacidades tengo y lo mejor, en muy  corto tiempo, y el cambio es brutal como dirían en Venezuela. Es mucho de verdad lo que  agradezco.”